miércoles, 5 de agosto de 2009

historia de la Muleta

Tauromaquia Añeja: el origen de la muleta
La invención de la muleta se remonta a los tiempos primitivos del toreo; comenzó por un capotillo que se arrollaba al brazo izquierdo del lidiador y se utilizaba para llamar la atención del toro y marcarle la salida. Si bien las primeras muletas se remontan al último tercio del siglo XVII, con objeto de desviar al toro de su viaje natural y evitar las cogidas, además de poder matar al toro de frente. (Por Fernando García Bravo)
Su tamaño varió mucho; las primitivas fueron pequeñas y airosas y de cualquier color, pues no tenía otro objeto que el indicado, esto es, desviar al toro de su viaje natural; a mediados del siglo XIX comenzaron a agrandarlas. Muchos historiadores dan como veraz la noticia arrastrada, dato que publicó Nicolás Fernández de Moratín en su Carta histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España, publicada en 1776, de la paternidad de su creación a Francisco Romero (padre de Juan y abuelo de la saga de los Romero, entre los que destacó Pedro), esta noticia está muy divulgada; pero no existen pruebas fehacientes de ello, ni tan siquiera que Francisco Romero fuese torero.
Y es más: negamos, si hubiera existido tal toreo, que fuera el inventor, o al menos dudándolo mucho, pues todos los historiadores convienen en que dicho Francisco nació en Ronda hacía el año 1700, y, sin embargo, en la Cartilla en que se notan algunas reglas de torear a pie…obra conocida como la Cartilla de Osuna –tratado manuscrito del siglo XVII escrito en verso y en prosa- ya se habla de la muleta y se explica su uso en la regla XVI, que dice así:
"La que un país no se usa,
Pues mi afición no la excusa
Para quien tuviese maña:
Pues a ninguno daña
Que es con un lienzo llamar
Al toro, y con esta acción
Se logra la perfección
En el modo de torear>>
Y agrega: <<>>
Pues bien: este lienzo blanco al principio no era otra cosa que la muleta primitiva, y, así, lo describe igualmente Eugenio García Baragaña, primer tratadista que escribió una tauromaquia para los toreros de a pie, el título de su obra Noche Fantástica. Método para torear a pie, libro publicado en 1750. En referencia a la muleta dice: <>. Sin duda, por lo aclarado del tratadista, hasta la mitad del siglo XVII solamente se usaba la muleta para estoquear a la res y se usaba indistintamente la capa, seguramente liada en un palo a guisa de muleta.
Los antiguos viajeros extranjeros, turistas del pasado que venían a España a conocer nuestro carácter y nuestras costumbres, nos han dejado algunas notas sueltas sobre la muleta. Como ya hemos dejado patente y aclarado en otros escritos sobre el desarrollo de la Fiesta, éstos siempre dejaban datos minuciosos de todo cuanto ocurría en los festejos taurinos y no dejaban nada sin comentar en sus escritos, referencias silenciadas por nuestros escritores al darse por conocidas.
Es hacía 1770 cuando el viajero ingles Richard Twiss llega a España y presencia una corrida en el Puerto de Santa María, después de hacer una descripción meticulosa de todo cuanto presencia, no se olvida ni de la divisa de los toros, medida de la espada etc., habla de la muleta en los siguientes términos:
<>. Otro compatriota suyo, Henry Swinburne, seis años más tarde presencia una corrida a Aranjuez (Madrid). Asiste al encierro de los toros, y al verlos tan pacíficos, exclama:
<>. De la muleta aporta los siguientes datos: (…) Entonces un campeón –torero- llevando en su mano izquierda una capa parda suspendida al extremo de un palo, y en la otra una espada (….) provoca la lucha>>.
Por primera aparece el color rojo de la muleta, esta vez leemos al viajero Joseph Townsend. La corrida que nos describe la presenció en la plaza de toros de Madrid el 19 de junio de 1786. Reproducimos lo concerniente a la muleta:
>.
La muleta, que sus inicios se utilizaba como ayuda, y que servía únicamente para desviar la envestida del toro y no ser arrollado y, además, para poder matar de frente, no es el utensilio o trebejo de antaño; se convirtió, con la profesionalización del toreo, en la parte más principal de la lidia, por su riesgo, entrega, variedad y profundidad artística de los pases y adornos.
Fernando García Bravo Documentalista Taurino

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